La guerra integral
Amenazas y golpizas contra campesinos en Sucre, en Pando y en Beni, donde se lleva a cabo hoy un Referéndum autonómico tan ilegal y viciado de fraude y manipulación como el de Santa Cruz del 4 de mayo; aumentos del precio de los alimentos incentivados por las Cámaras Agropecuarias del Oriente, quienes extorsionan a productores(ver noticia), secesionismo, desabastecimiento y conformación de un poder dual para jaquear al gobierno de Evo, parecen ser los parámetros que hoy signan la ¿realidad boliviana?. Porque lo mismo se repite, bajo formas aparentemente distintas pero con iguales objetivos, en Argentina, Ecuador, Venezuela…
Aquí, los dueños del “campo” han conformado un eje político alrededor del núcleo de la soja que intenta convertirse en un nuevo partido agrario de derecha, engordado con el concurso de clasemedieros con ínfulas y una cierta izquierda que parece haber extraviado el rumbo. En Ecuador, el presidente Correa desconfía de los datos del Banco Central de su país y prohibe la exportación de arroz para que no quede desabastecido el mercado interno. En Venezuela, el presidente Chávez alerta contra los intentos secesionistas de Zulia y otros estados, llevados a cabo, al igual que en Bolivia, por una “oposición” financiada y auspiciada por el imperialismo norteamericano.
La lucha abierta de los presidentes de Bolivia, Ecuador y Venezuela contra antiguos elementos de la CIA enquistados en Servicios de Inteligencia oficiales o paralelos; la política de juzgamiento a criminales de guerra estatales en Argentina, sumada a los intentos de todos los países de América del Sur- salvo Perú y Colombia- de encarar unitariamente su confrontación con el imperio a través de la concreción de UNASUR, Consejo Sudamericano de Defensa, Banco del Sur, ALBA( que tiene miras de extenderse a otras geografías además de los miembros fundadores) les ha valido una suerte de guerra integral por parte del imperialismo, a través de sujetos sociales reaccionarios locales como los grupos agroexportadores, los vinculados al petróleo y minería y sus extensiones non sanctas vinculadas al contrabando, la especulación y el tráfico de drogas, que amenaza con desestabilizar, provocar y voltear a los mandatarios mas díscolos, y paralelamente sembrar la intriga y la duda entre todos los actores de la unidad indolatinoamericana para abortarla.
La guerra política, llevada a cabo por los partidos y organizaciones de derecha neoliberales y fascistas; la guerra económica, planeada y ejecutada por cámaras empresariales, productores rurales y comités cívicos u organismos similares que representan sus intereses; la guerra psicológica, orquestada e instrumentada por los grandes medios de información y servicios de inteligencia que siembran y difunden rumores tremendistas en el marco de la mas pura propaganda negra, y la guerra militar, todavía no abierta pero planificada y puesta en marcha en su fase inicial por organizaciones paramilitares y parapoliciales -como la Unión Juvenil Cruceñista boliviana- que agreden para medir la reacción civil y militar ante un futuro ataque de envergadura, se ha desatado ya contra los gobiernos populares de Indoaméricalatina.
Como se ha dicho, Bolivia es uno de los eslabones principales, sino el fundamental de esta cadena, signada por la escisión y el separatismo de zonas enteras de la región para beneficio del imperialismo y los grupos económicos asociados a él que se beneficiarían con ello. Pando y Beni, ahora, y Tarija el 21 de junio, como lo fue Santa Cruz el 4 de mayo, serán nuevos jalones en la escalada derechista y golpista que azota Bolivia.
La solidaridad con nuestra Bolivia, entonces, es un imperativo de la hora. Ahora por vos y mañana por mí debe ser la consigna del ayni popular y revolucionario del continente.
Jorge Luis Ubertalli
domingo, 1 de junio de 2008
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