miércoles, 29 de agosto de 2007

Editorial

Coincidencias

En tanto en Bolivia las fuerzas oscuras de la reacción llevan a cabo acciones claramente desestabilizadoras del gobierno del compañero Evo Morales Ayma, la Embajada norteamericana, con su embajador a la cabeza, vuelve a entrometerse en la política interna del país. Y no sólo eso. El gobierno denuncia que fondos allegados desde el norte sirven para alentar conspiraciones de la derecha.
En este marco local de paros cívicos, agresiones, amenazas y provocaciones, se vislumbra una curiosa coincidencia con hechos regionales que hacen pensar a las mentes afiebradas y conspiracionistas que producen este Boletín que algo huele a podrido en los pretendidos jardines imperiales traseros de los Bush y Cia.
Una agencia noticiosa confiable informó en estos días que desde el a 29 de agosto al 7 de septiembre, bajo la organización y supervisión del Comando Sur de los Estados Unidos de Norteamérica al mando del almirante James Stavrides, se llevará a cabo en aguas panameñas el ejercicio denominado “Fuerza Aliada Panamax 2007” . Este, propuesto como una “operación multinacional antiterrorista”, contará con la presencia de fuerzas militares de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Perú, actuando como “observadores” El Salvador México y Paraguay( cabe destacar que en este ejercicio actuarán fuerzas de Francia, Holanda y el Reino Unido).
Paralelamente a este magno acontecimiento de “integración made in USA”, se inauguró ayer en Asunción, Paraguay- según lo anunció un periódico capitalino argentino- un Seminario del mismísimo Comando Sur para “instruir a fuerzas de seguridad de la región sobre “Apoyos ideológicos para contrarrestar el terrorismo”, neutralizar esos supuestos apoyos y, de acuerdo al documento “Socio de las Américas” que el Comando Sur aprobó este año, militarizar la región de América latina y el Caribe.
Como se ve, las coincidencias sobran. Los yanquis vuelven por más, planean nuevas aventuras regionales y en ese marco, a través de sus admiradores y compinches, ven a la nueva Bolivia como un suculento bocado a tragar como lo han hecho ya varias veces en su historia.
Sin embargo, los tiempos cambian. Y, como decía Don Atahualpa Yupanqui, “en todo puchero gordo, los choclos se vuelven marlo”.
Bolivia, su gobierno y su pueblo, y los pueblos aliados de la región y el mundo, no permitirán que las hordas bárbaras de la civilización capitalista e imperialista echen por tierra su despertar libertario.

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