miércoles, 29 de agosto de 2007

Historias de tu pueblo (Boliv_ar)

A menudo nuestro presente es la consecuencia de los aciertos y errores de los hombres que nos precedieron; entonces observamos, que nuestro accionar o los ideales que nos mueven, importan mucho a la hora de pensar qué modelo de sociedad somos capaces de construir. Valga esta reflexión, para acercarnos un poco a un hombre que marco la vida de quienes lo conocieron, y sin dudas sus actos se ciñeron a esa lucha, que desde antaño y hasta el presente continúan manteniendo las comunidades indígenas, en pos de reivindicar sus derechos.
Pablo Zárate, conocido como Zárate Willca (término que significa jefe o líder en lengua aymara) es a quien nos referimos. Su vida transcurrió durante la segunda mitad del siglo XIX y, de un importante jefe comunero pasó a convertirse en el estratega y comandante de la resistencia indígena de aquel momento.
Zárate, hijo de la comunidad indígena aymara, nació en Imilla-Imilla, a 25 km de Sica-Sica, heredando en este lugar las tierras que anteriormente pertenecieron a su familia. Como sus pares, vivía del producto que la tierra le brindaba, criando sus ovejas en corrales que todavía hoy siguen en pie; como buen hijo de su tierra, creció sabiendo de la importancia de la comunidad, el ayllu, y de los lazos de hermandad entre sus integrantes. Estuvo casado con Aída Aguilar, con quien tuvo cuatro hijos.
Ser trabajador, pero por sobre todo luchador de gran tenacidad, le dio prestigio y popularidad dentro del campesinado. Dones estos, que no solo fueron del conocimiento de aquellos que lo siguieron, sino también de las autoridades de turno, quienes sabiendo de su influencia sobre la comunidad, buscaron interesadamente aliarse al Willca. Ocurrió en 1870, cuando el futuro presidente Agustín Morales solicitó su ayuda para derrocar a Melgarejo; y en 1898, cuando en nombre de la revolución federal, Juan Manuel Pando se aprovechó del pueblo aymara usándolo en la guerra y traicionándolo, luego de haber logrado la victoria, desoyendo los compromisos contraídos de dar participación en el gobierno a representantes indígenas y devolver las tierras apropiadas por los terratenientes.
Las palabras, a continuación, pueden sintetizar buena parte de su pensamiento: "Deben respetar los blancos o vecinos a los indígenas, porque somos de una misma sangre e hijos de Bolivia; deben quererse como hermanos con los indianos..."
Luego de haber sido traicionado, perseguido y encarcelado por cargos de sedición, escapa en un motín el 10 de mayo de 1903. En la clandestinidad, fue asesinado en Imilla-Imilla lugar donde había nacido, en 1905.
Zárate Willca ya no está, pero sus demandas siguen hoy vigentes con la esperanza de madurar una sociedad marcada por el distanciamiento y las diferencias.

No hay comentarios: