miércoles, 1 de agosto de 2007

Editorial

Las avenidas son nuestras

Mientras en la última Cumbre de Movimientos Sociales celebrada en La Paz los campesinos paceños y chuquisaqueños se abrazaron e intercambiaron ponchos, las burguesías prebendarias separatistas pretenden seguir azuzando el fuego de la guerra civil y la secesión.
Ahora es el próximo desfile de conmemoración del 6 de agosto en Santa Cruz el que hiere la “sensibilidad” de la derecha medialúnica, amenazando con agresiones físicas y otras, si los originarios desfilan junto a los militares en esa fecha, tal como ya está anunciado.
Y también la insolente declaración, que, claro está, apoya Podemos, sosteniendo que si la nueva Carta Magna no se aprueba en uno de los nueve departamentos, no entrará en vigencia. ¡Como si el departamento de Santa Cruz o cualquier otro, iguales en cuanto a la conformación del Estado- Nación boliviano, fuera más “igual” que cualquier otro, al momento de las votaciones!.
Como se dijo más arriba, el problema no es departamental ni geográfico. Sino simplemente de clase y, obviamente, nacional. Solos los desposeídos y oprimidos pregonan la unidad del territorio que hacen florecer con sus manos. Los otros, los enllenados y rellenados de odio, impunidad y temor, empachados de fascismo entrecasero, no cejan en su empeño de tirar al país por la borda si sus apetitos no son satisfechos.
Así las cosas y como dijimos el número anterior: no hay ni habrá dos Bolivias. La única, originaria, obrera, campesina, popular, no permitirá que el país sea tupacamarizado por señorones de apego foráneo y racista.
Y, aunque no lo quieran, desfilará por las avenidas de cualquier lugar del país, porque se ha ganado su derecho a hacerlo.

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