jueves, 7 de agosto de 2008

Editorial y Nota de Tapa



El valor del tiempo

por Rodrigo Carmona (Enviado especial de Boliv_ar a La Paz )

La Paz, 5 de agosto

Después de más de 20 años de neoliberalismo, lo menos que necesita un proceso como el que está llevando adelante el pueblo boliviano, es tiempo. Algo tan delicado y a veces tan caro a la impaciencia: tiempo. Y de ello no solamente son concientes los dirigentes y militantes del MAS-IPSP, sino también y muy particularmente, la derecha opositora boliviana y trasnacional que precisa, para no ver jodidos sus intereses, derrocar cuanto antes el gobierno de Evo Morales.

Al insignificante contrapeso de estas dos décadas neoliberales, qué pueden significar los dos años y medio de gobierno del MAS-IPSP. Se decidió que los avances de esta administración sean sometidos a evaluación popular y en definitiva, a la decisión respecto de su continuidad. Sin embargo, no puede aceptarse la puesta del acento puramente en el próximo 10 de agosto, pues implicaría negar que la continuidad del Proceso de Cambio se extiende más allá de la consulta popular; se trata más bien de una constante lucha, casi diaria, que tuvo inicio desde el preciso momento en que Evo Morales Ayma asumió el cargo de Presidente del Gobierno de la República.
Desde entonces la derecha boliviana desarrolló un sinnúmero de acciones y estrategias a fin de recuperar los espacios perdidos en el aparato de poder estatal. Claro que estas acciones distaron mucho de ser democráticas, basadas en una descarada manipulación de las normas legales, en connivencia con una administración de “justicia” que continúa atada a esos mismos intereses vernáculos y todo enmarcado en el constante bombardeo de los medios de comunicación. También recurrió a métodos menos sutiles como la organización de los grupos de choque tal como la “unión juvenil cruceñista”.

En este marco, el revocatorio es el tiro que se le disparó en las manos y por la culata, a una derecha esquizofrénica que se niega a aceptar la derrota en las urnas y fundamentalmente la derrota en cuanto al modelo económico que comienza a cambiar.

Auto-convencidos de su propia mentira, de que los resultados de los referendos-ilegales-autonómicos representaban la voluntad popular, la otrora partidocracia boliviana pretendió asestar el golpe final a un gobierno que según los medios de comunicación (“sus” medios de comunicación) se estaba debilitando Con esa idea y una mala lectura, recreó el referéndum revocatorio- que el gobierno había propuesto sin éxito en diciembre pasado- y cuando el MAS aceptó el reto y le puso fecha a la contienda, los energúmenos de PODEMOS se llevaron las manos a la cabeza advertidos de una terrible metida de pata y oyeron rabiar en sus celulares las voces de los prefectos que, de buenas a primera, se veían en la obligación de llevar a consulta su gestión y su continuidad.

Sucedió que alguien debió romper la burbuja de falsedades en que se había elevado la derecha boliviana, y simplemente, al hojear todas y cada una de las encuestas, incluso las propias, incluso las norteamericanas, repararon en que ninguna le daba a Evo Morales menos del 54% de apoyo popular. Por el contrario dos prefectos de la oposición podrían ser revocados y otros dos caminarían por la cuerda floja.

Es por ello que liberada de su propio engaño, la derecha boliviana se desbocó en todo tipo de artimañas para que el referéndum revocatorio no tuviera lugar. Primero, Podemos cuestionó la ley que ellos mismos aprobaron en el congreso, después pasaron la posta a los Comités Cívicos que acordaron un frente para confrontar con Evo, y antes de hacerlo ya habían confrontado entre ellos. Finalmente la derecha decidió dejarlo todo en manos de las Cortes Electorales Departamentales que se niegan a obedecer las disposiciones de su superior jerárquico, la Corte Nacional Departamental.


Referéndum. El tiempo

Lo cierto es que el referéndum revocatorio tiene que llevarse a cabo el próximo domingo y aunque resulta improbable que pueda solucionar la crisis política, sí permitirá ordenar los elementos en juego de una manera distinta. Salvo que suceda algo extraño de aquí al diez de agosto, este reordenamiento será a favor del gobierno de Evo Morales y del proceso de cambio.

Se prevé que Evo sea ratificado por una votación entre el 58 al 63 %, lo que es una nueva fuente de fuerza y legitimidad. Asimismo se especula con que dos prefectos opositores sean revocados y sus cargos repuestos mediante nuevas elecciones departamentales. Finalmente, las abultadas cifras de votos que esgrimieron los cívicos y prefectos de la “medialuna” al sancionar sus estatutos autonómicos inconstitucionales, se evidenciarán, a las claras, como apócrifas por hinchazón.

Si estos pronósticos se realizan, el Proceso de Cambio no contará solamente con un nuevo triunfo en consultas populares, sino que podrá traducir esa fuerza y legitimidad logradas, en “tiempo”.
Como dijimos el MAS-IPSP precisa de tiempo para afianzar las políticas que ya viene desarrollando y seguir demostrándole al pueblo boliviano que hay otro camino para organizar y desarrollar el país, distinto de las recetas del Consenso de Washington. Precisa tiempo para implementar nuevas disposiciones que traduzcan los enormísimos logros macroeconómicos, en una sensible mejora de la calidad de vida del ciudadano de a pie. Ese momento es el que no quiere ver la derecha, porque sería un nuevo refuerzo al proceso de cambio y a su popularidad.
Pero también y fundamentalmente, el MAS-IPSP precisa de tiempo para afianzarse como “instrumento político” para responder eficazmente al desafío y la responsabilidad de asumir la gestión estatal. Se trata de un movimiento joven que está formando a sus cuadros políticos para afrontar todas las funciones del Estado y consolidar la construcción que le permita seguir creciendo como fuerza hegemónica, representativa de los sectores populares.

La contienda pendiente
Esta consolidación del Proceso de Cambio en ambos aspectos, en la gestión del Estado y transformación del modelo económico, como así también del MAS-IPSP como herramienta política, resulta fundamental en miras a una contienda que todavía queda pendiente: la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado(CPE). Para ese momento se va a precisar no solamente un pueblo convencido de que existe otro y mejor modelo de país, sino también de una estructura orgánica y de cuadros políticos que le permita afrontar los embates de la derecha boliviana. Porque en ese preciso momento ingresará en debate y decisión para la “fundación de una nueva Bolivia” el tema central que subyace en todos los conflictos actuales: la tierra.
Los cívicos y prefectos de la medialuna saben muy bien que la cuestión de la “tierra” es ese punto sensible en el Proceso de Cambio- que este gobierno conserva entre cejas- y que la aprobación del proyecto de la nueva CPE implicaría una grave afectación de sus intereses. Es por eso que siguiendo las enseñanzas de George Washington Bush. han desarrollado esta guerra preventiva para evitar de todas formas que el “indio” (como gustan llamarle a Evo) lleve adelante una nueva y sólida revolución agraria.

Cosas que nos cuesta comprender
Quizá los miembros de este Consejo de Redacción encargados de recabar material en Bolivia seamos demasiado jóvenes o demasiado tontos, porque hay cosas que nos cuesta racionalizar y mucho más explicar en una editorial como ésta.
Recuerdo que cuando éramos niños y había una disputa dicotómica, como por ejemplo si había que jugar a la mancha o a la escondida, muchas veces lo que hacíamos era trazar una línea con tiza en suelo y preguntar quién estaba de cuál lado. Así sabíamos claramente quiénes apoyaban uno y otro juego. Si habíamos ganado quienes proponíamos jugar a la mancha, discutíamos luego entre nosotros si era a la mancha venenosa, la mancha puente, etc..

En los últimos días, tan próximos al referéndum, la Central Obrera de Bolivia(COB) intensificó la movilizaciones urbanas y cortes de ruta y vías férreas, en distintos lugares del país, como reclamo para que en el Congreso se apruebe “su” proyecto de Pensiones.
En consonancia, un grupo de discapacitados impulsados y apoyados logísticamente por la opositora Podemos, reclama se apruebe en Diputados la modificación que los Senadores hicieron a un proyecto del oficialismo en que se creaba un bono que los beneficiaba, con un fondo constituido con los dineros destinados para la el financiamiento de los partidos políticos. La oposición, con mayoría en el Senado, pretendió incluir los fondos destinados a publicidad por todas y cualquiera de las instituciones del Estado.

Asimismo un grupo de prefectos y cívicos se disponen a una huelga de hambre hasta tanto no se le devuelva el porcentaje del IDH, con que el gobierno, por ejemplo ahora financia los bonos Juancito Pinto (promoción del desarrollo escolar) y la Renta Dignidad (renta universal para los ancianos).

Más allá de la tensión propia de una consulta popular como es el referéndum revocatorio, se añade ahora un enrarecimiento del clima con todas estas medidas de fuerza en contra del gobierno de Evo Morales, a menos de una semana de la decisión del pueblo respecto de su continuidad. Nada puede sorprendernos de la línea opositora, ni la manipulación coyuntural que ella pueda hacer de un sector necesitado como son las personas con discapacidad, pero lo que no deja de asombrarnos es la postura intransigente de la COB.

Cuando este medio consultó con algunos de sus dirigentes, ellos respondieron que el referéndum revocatorio los tenía sin cuidado, o bien que no era algo trascendente para la Central Obrera Boliviana ni el pueblo boliviano, y que traducido lúcidamente, quiere decir que les resulta indiferente la continuidad del Proceso de Cambio, o bien que consideran que lo que sucede hoy en Bolivia no es un Proceso de Cambio, o bien tendrá otras traducciones más inteligentes pero que estos jóvenes corresponsales no pueden descifrar.

Por lo pronto, y sin hacer ingerencia en asuntos internos de un país hermano. quizá no esté demás que alguien tome una tiza blanca y trace por fin una línea de punta a punta en la Av. Camacho , y así poder ver con mayor claridad.

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