sábado, 30 de agosto de 2008

Dos tercios de soberanía


Por Antonio Peredo Leigue
Agosto 18, 2008

Un referendo revocatorio define causas, razones y efectos. Fue siempre una demanda de los pueblos como práctica necesaria de un proceso democrático. En Bolivia no se había propuesto –y menos ejecutado-, hasta el pasado domingo 10 de agosto. Los bolivianos y bolivianas con derecho a votar, le dijeron al Presidente: Sí Evo, continúa con el programa de cambio. La derecha, arrinconada en sus pocos reductos, reaccionó como fiera herida lanzando insultos y, poco después, cometiendo desmanes que pueden y deben ser castigados.

¿Cómo se llegó a esta consulta inédita en la historia de Bolivia? Paradojalmente, se origina en los peligrosos desbordes con que los grupos de poder intentan debilitar a este gobierno. Es que, Evo Morales, les está quitando, una a una, las prebendas que se adjudicaron, sin importarles que el pueblo muriese de hambre o alquilara como esclavo en cualquier otro país.

El desprecio hacia el indio –que constituye el 70% de la población boliviana- se convirtió en odio, y éste se expresó en violencia, desde el momento en que Evo Morales asumió la presidencia del país. Amenazas contra la nacionalización de hidrocarburos, obstáculos y trampas en el proceso de la Asamblea Constituyente , insolencia y desafío en la proclamación de autonomías apócrifas. No pudiendo debilitar al movimiento popular y su conductor, han desatado una ola de violencia que se prolonga un año, en medio de la cual retan a poner el mandato presidencial a consideración del pueblo.

Revocatorio para pacificar

En noviembre de 2007, los comandos de choque de las logias cruceñas tiñeron de sangre las calles de Sucre, a título de reclamar la “capitalía plena”. En ese ambiente de alta tensión, varios prefectos opositores afirmaron que el Presidente Morales había perdido la confianza del pueblo y que esto podía demostrarse claramente en un referendo revocatorio.

Evo tomó el toro por las astas y presentó, ante el Congreso, un proyecto de ley para convocar tal referendo. Ante el reto, postuló un desafío abierto: si ustedes, señores prefectos, son capaces de vencerme y creen tener apoyo popular, vamos todos a referendo. Las condiciones eran claras: si el vicepresidente García Linera y yo somos castigados con un voto más de los que nos dio el gobierno en diciembre de 2005, nos vamos; si ustedes son rechazados por una votación mayor a la que obtuvieron entonces, se van. El pueblo decide.

La Cámara de Diputados, pese a las protestas de los opositores, aprobó el texto original enviado por el Ejecutivo. Pero, en el Senado Nacional, donde la distribución territorial hace que la oposición tenga mayoría, el proyecto se mantuvo en suspenso durante varios meses. Los representantes de la derecha prebendal sostenían que el trato era injusto, pues Evo Morales partía con ventaja sobre los prefectos, ninguno de los cuales alcanzó el 50% en las elecciones.

“La democracia es 50% más uno” decían Vásquez Villamor, Walter Guiteras y Oscar Ortiz, olvidando que, meses antes, desacreditaban esa mayoría afirmando que “2/3 es democracia”. En realidad, lo que siempre han dicho es que democracia se define por lo favorable a sus intereses de grupo. En el caso del referendo revocatorio, querían poner, al Presidente y a los prefectos, bajo el mismo rasero. Aún así, se aceptó la modificación. Entonces, sin más argumentos, archivaron el proyecto por varios meses.

El 8 de mayo lo desempolvaron. Satisfechos por lo que significaba una derrota para el presidente Evo Morales y, a la vez, preocupados ante la evidencia de que ‘Tuto’ quedaba a la vera del camino político, decidieron una jugada riesgosa. Sacaron el proyecto de referendo y lo pusieron en agenda para que, ese mismo día, fuese aprobado en el Senado Nacional, ¡sin modificaciones! El plan ideado por cuatro iluminados de la agrupación opositora era simple y, a la vez, complejo, pues dependía de muchas decisiones tomadas por diversas personas.

Su razonamiento era simplista: el referendo por los estatutos autonómicos de Santa Cruz, mostraban una pérdida de popularidad muy grande para Evo, al mismo tiempo que una identificación opositora con Rubén Costas, el más duro representante de las logias cruceñas, que dominaban el panorama económico. El revocatorio tendría que ser rechazado por el Presidente, dada su aparente debilidad. De ese modo, ‘Tuto’ recuperaba liderazgo ante un acobardado mandatario.

Lo menos que esperaban, los senadores iluminados, fue que el presidente Evo Morales decidiera, esa misma noche, promulgar la ley. Como no tenía modificaciones, los prefectos quedaron expuestos. La violenta reacción fue, esta vez, contra los senadores. La reprimenda de Marincovic y Costas al presidente del Senado Oscar Ortiz, fue escandalosa: se difundió en todos los canales dominados por las logias.

Oposición por vía delictiva

Los prefectos pusieron todas sus cartas en un plan desestabilizador. La elección prefectural en Chuquisaca, les sirvió de gran escenario; allí, acentuaron el racismo hasta llegar a su punto culminante en esa oprobiosa escena de los campesinos semidesnudos y arrodillados en la plaza principal de Sucre.

No se contentaron con eso. Sus grupos de choque asaltaron una comisaría en Santa Cruz, para liberar a cuatro o cinco de sus compinches detenidos por actividad delictiva. Aún más: en la víspera del referendo por los estatutos en Tarija, ocurrió un atentado de principiante en Yacuiba contra los estudios de un canal de televisión opositor al gobierno. Implicados: uno o dos oficiales de ejército incorporados a la guardia presidencial. El primero de los detenidos, portaba sus credenciales, manejaba una camioneta cargada de explosivos y armas, aparte de estar ebrio. Todas las agravantes para acusar al gobierno de acciones terroristas. Por supuesto, la votación de Yacuiba, que hasta ese momento iba a ser contraria al referendo, se volcó a favor del mismo. Las conclusiones parecen obvias. Pero, sobre todo, revelan el grado de infiltración que tiene la derecha violenta en el aparato del Estado.
Por si esto fuera poco, esa oposición recalcitrante no ha tenido escrúpulos en utilizar una demanda de los discapacitados para armar una secuencia de acciones que, el martes próximo, aparte de ser jornada elegida para un paro en cinco departamentos, está siendo preparado en Santa Cruz, para apoderarse de las oficinas en que funcionan las instituciones del gobierno central y crear, en la práctica, una insostenible situación de desconocimiento del gobierno que obtuvo más del 67 por ciento de la votación en el referendo revocatorio.

Claro que, la soberanía de Bolivia, tiene que imponerse sobre la acción artera de los grupos de poder que no saben vivir de otro modo que sometidos al gran capital internacional. No hay alternativas: soberanía para el pueblo o sometimiento al imperio. El gobierno debe tomar la decisión correcta.

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