martes, 9 de septiembre de 2008

Editorial

A POCOS DIAS DE CUMPLIRSE DIEZ AÑOS DE LA DETENCIÓN EN EE.UU. DE LOS PATRIOTAS ANTITERRORISTAS CUBANOS QUE AUN CONTINUAN ENCARCELADOS COMO REHENES DEL IMPERIALISMO, TRANSCRIBIMOS ESTA NOTA COMO EDITORIAL DE NUESTRO BOLIV_@R.


Buenos Aires, 14 de marzo del 2002

EE.UU.



Cinco cubanos presos por combatir al terrorismo

“Porque al final reposaremos libres frente a ese Sol que hoy nos ha sido negado”

Desde el 12 de setiembre de 1998, y en el marco de una confabulación orquestada entre la gusanera cubana de Miami y las autoridades norteamericanas del Estado de Florida, cinco cubanos se hallan detenidos por cargos de espionaje. Sus objetivos de prevenir a Cuba de actos terroristas planeados en los Estados Unidos les han deparado penas que van desde los 15 años de prisión a cadena perpetua, aunque en la isla revolucionaria han sido proclamados Héroes de la República por la Asamblea Nacional del Poder Popular, máximo organismo político del país.

Alegatos
“El verdadero hombre no mira de que lado se vive mejor, sino de que lado está el deber”, escribió en su diario de prisión y volvió a repetir en su alegato Antonio Guerrero Rodríguez, condenado a dos cadenas perpetuas y 5 años y 8 meses de libertad restringida el 27 de diciembre del pasado año por un tribunal de Miami. El sancionado fue acusado de tres de los cinco delitos que la fiscalía les endilgó en un primer momento a todos los inculpados: “conspiración para cometer asesinato; conspiración para cometer espionaje internacional premeditado e ilegal; comunicación, entrega y transmisión directa e indirecta a Cuba de información relacionada con la defensa nacional de los EE.UU.; obtención de documentación falsa, conociendo que había sido falsificada, alterada y procurada por medio de declaraciones falsas y actuar en los EE.UU. como agente de otro gobierno sin ser notificado a la fiscalía”. De sus cuatro compañeros, Gerardo Hernández, Ramón Labañino Salazar, Fernando González Llort y René González Sehwerert, los dos primeros corrieron su misma suerte; el tercero recibió 19 años y el último 15. De los más de tres años de cárcel que sufren, todos permanecieron durante 18 meses confinados en “el hueco”, espacio penitenciario reservado para delincuentes peligrosos y de mal comportamiento, en donde Hernández, a quien se le atribuyeron todos los cargos, fue incomunicado durante dos meses.
“Al fín y al cabo todo este asunto de los agentes de Cuba tiene fácil solución: Dejen a Cuba tranquila”- alegó González Sehwerert en su vista de sentencia del 14 de diciembre. “Hagan su trabajo. Respeten la soberanía del pueblo cubano. Yo despediría gustoso al último espía que regrese a la Isla. Nosotros tenemos mejores cosas que hacer allí, todas mas constructivas que vigilar a los criminales que se pasean impunes en Miami”- espetó orgulloso a la jueza Joan A. Lenard.
“Desde esta misma ciudad de Miami se ha planificado, organizado y dirigido el terrorismo contra mi país, Cuba. Desde aquí se patrocina a los terroristas y sus actos, se les alienta y financia, se les da albergue...”- había alegado el día anterior Labañino Salazar.
“La mayor parte de los cubanoamericanos que hoy, 40 años mas tarde, se mantienen activos en su accionar terrorista contra Cuba, son bien conocidos por los organismos de seguridad de los Estados Unidos porque a ellos pertenecieron y de ellos aprendieron el manejo de los medios técnicos y los métodos de trabajo...”- agregó cinco días después González Llort.
“Después de dos años de estrecha vigilancia, habiendo grabado la mayoría de nuestras conversaciones telefónicas y personales y confiscado una gran cantidad de materiales de aquella época, los fiscales no pudieron presentar en este juicio ni una sola evidencia que muestre sin duda razonable que Gerardo Hernández conspiró para derribar esas avionetas o que facilitó en alguna medida su derribo”- había declarado el 12 de diciembre el mismo Hernández. “ Cabría preguntarse que motivó a la Fiscalía a montar todo su show propagandístico”- acotó mas adelante en su alegato.
Se refería a las dos avionetas de la organización contrarrevolucionaria Hermanos al Rescate, abatidas en el espacio aéreo cubano el 24 de febrero de 1996, cuando, a las órdenes de José Basulto, cabecilla del grupo que logró huir, montaban una nueva provocación a las autoridades y pueblo de la isla.

Orgullosos
Teniendo en cuenta un informe de 250 páginas de la ONU en donde se consignaba que José Basulto, incorporado en su momento por la CIA para desarrollar acciones contrarrevolucionarias contra Cuba, tenía un historial de violaciones al espacio aéreo cubano que incluían el lanzamiento de objetos a la isla, el 11 de julio de 1995 la Administración Federal de Aviación(AFA) de los EE.UU. se reunió con aquel para aleccionarlo sobre las “consecuencias” que sufriría si volvía a repetir sus provocaciones. Dos días después, Basulto, acompañando una flotilla de 13 embarcaciones que conmemoraban el hundimiento de un remolcador robado a Cuba, dirigió su aeronave hacia La Habana y, violando lo establecido por la AFA norteamericana, rozó techos de la ciudad poniendo en peligro la vida de habitantes y de los tripulantes de la avioneta que tripulaba, a la vez que arrojaba volantes propagandísticos contrarrevolucionarios y medallas religiosas. En ese momento, la Fuerza Aerea cubana, aunque vigiló al intruso, no actuó en su contra. Acorde con la actitud de Basulto, la flotilla de barcos que aquel acompañaba intentó entrar en aguas territoriales cubanas, y solo fue disuadida cuando una lancha patrullera chocó con la nave insignia.
“Estamos orgullosos de lo que hicimos”- declaró días mas tarde Basulto al Miami Herald, enfatizando en su intención de desestabilizar al gobierno cubano y violar las leyes norteamericanas. La inoperancia de la AFA hizo oidos sordos a las advertencias de Cuba, que dos dias después de la provocación le “rogó” que impidiera un nuevo incidente, puesto que si ocurría se vería obligada a derribar naves o hundir buques que invadieran su territorio. Basulto y sus “Hermanos al Rescate” volvieron en esos dias a incursionar sobre el espacio aéreo cubano para dejar caer nuevamente volantes llamando a la “desobediencia civil”. Hasta que el 24 de febrero de 1996, su avioneta, junto a otras dos, se internó en el espacio aéreo de Cuba, siendo derribadas las dos últimas. Basulto, quien logró escapar, no tuvo sanción alguna en EE.UU., aunque la AFA declaró el 16 de mayo que el contrarrevolucionario “había violado en forma ilegal el espacio aéreo cubano”. Ante lo ocurrido, EE.UU. demandó a la ONU para que condenara a Cuba y entregó 58 millones de dólares a los familiares de los muertos en los derribos, quienes manifestaron que los utilizarían “para continuar la lucha contra Fidel Castro”.
El abogado defensor de Gerardo Hernández manifestó en su momento que su defendido era un chivo expiatorio en cuanto a lo sucedido aquel 24 de febrero y que el verdadero culpable había sido Basulto, quien poco antes del incidente había donado, en una conferencia de prensa, 2 mil dólares a los líderes del grupo contrarrevolucionario Concilio Cubano. Su grupo fue recompensado en 1997 por el floridiano Juez King, quien le dio 187 y 109 millones respectivamente en dos procesos vinculados con el incidente...
Aunque a todas luces causante de la tragedia de febrero, Basulto y algunos de sus secuaces fungieron como testigos contra Hernández en el juicio, con la complacencia de los fiscales.

Honorabilidades
Héctor Pesquera, jefe del FBI en Florida y George Quesada, agente de esa misma institución, que participaron en los seguimientos y aprensiones a los cinco cubanos hoy prisioneros y connotados contrarrevolucionarios vinculados a la Fundación Cubano Americana(FNCA), a los terroristas Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, oficiaron de testigos para lograr las condenas de los acusados. En el marco del juicio, que se llevó a cabo entre el 27 de noviembre del 2000 y el 8 de junio del 2001, así como durante el período del dictado de sentencia, tanto Pesquera como Quesada hicieron declaraciones al medio gusano Radio Martí, financiado por la contrarrevolución en Miami con el visto bueno de las autoridades norteamericanas.
Aunque la defensa presentó a los militares estadounidenses retirados General Charles Whilhem (ex titular del Comando Sur del Ejército de EE.UU.), Almirante Atkinson, Coronel Eugene Carol y Coronel Bluckner quienes, entre otros, manifestaron que Cuba no era considerada una amenaza militar para EE.UU., los patrocinantes del juicio insistieron sobre la actitud de los “espías” cubanos de conocer secretos militares de ese país.
“Para nosotros, los fiscales no representan al gobierno de los EE.UU., por lo que para nosotros este no es un caso del gobierno de Estados Unidos versus Gerardo Hernández. Los fiscales, a quienes han representado, y muy bien, es al pequeño sector extremista de derecha cubano, a terroristas como José Basulto y a organizaciones como Alpha 66, FNCA, Comandos F-4, con quienes incluso se abrazaban y besaban aquí mismo en esta propia sala y ante los ojos de todos”- destacó Labaiñino Salazar en su alegato, quien, al igual que sus compañeros, denunció presiones y amenazas a testigos, incluso militares, y a familiares de los cinco inculpados.
Durante sus 42 años de existencia revolucionaria, destacó uno de los condenados, Cuba sufrió “actos terroristas, agresiones, invasiones y provocaciones que han traido la muerte de 3.478 seres humanos inocentes y mas de 2.099 heridos”. Agregó que también se había intentado asesinar a Fidel Castro en 637 oportunidades, y que el terrorismo bacteriológico sobre seres humanos, plantas y animales había afectado a 344.203 personas, de ellas 158 muertas, entre ellas 101 niños. Por lo tanto, dijo, estaba justificado el quehacer de los hoy recluidos.
“¿Pero que nos interesa a nosotros de Estados Unidos?¿ Que información nos interesa de Estados Unidos?”- había declarado el comandante Fidel Castro el 19 de octubre de 1998 a la CNN en Portugal. “Exclusivamente información sobre las actividades terroristas contra Cuba; información sobre los planes de sabotajes, de los que han realizado muchos; introducción de explosivos, de armas procedentes de Estados Unidos, de lo cual tenemos montones de pruebas; introducción de virus y bacterias desde Estados Unidos, es decir, guerra bacteriológica y, muy especialmente, graves actos terroristas organizados contra el país desde Estados Unidos.”
En el poderoso país del norte, mientras se juzgaba a los cinco cubanos, la Cámara de Representantes daba luz verde a un proyecto de ley sobre espionaje, adonde se autorizaba a la CIA a activar redes de espías para auspiciar supuestamente el combate al terrorismo, iniciado el 11 de setiembre...
“O rectifican o el costo político será impagable”- advirtió Fidel Castro a EE.UU el 25 de junio del pasado año ante miles de personas congregadas para rendir homenaje a los “cinco rehenes del imperio” .
“Como una prueba mas de rabia y odio, continúan (los prisioneros) recibiendo un trato despiadado y brutal. Creyendo que con ello destruyen su moral y firmeza, los han dispersado por cinco prisiones de alta seguridad en que las distancias mínimas entre cada unos de ellos rebasa los 1.400 kilómetros , después de azaroso y cruel recorrido, siempre recluidos en celdas de castigo, para ser entremezclados ulteriormente en prisiones donde el control, la imparcialidad y la moralidad de las direcciones carcelarias brillan por su ausencia. Es una prueba digna de la inquebrantable firmeza y valor de nuestros héroes. Y esto se hace contra hombres que, buscando información sobre el terrorismo, defendían a su pueblo de la muerte”- volvió a decir el jefe revolucionario cubano el 8 de marzo pasado, cuando condecoraba a las madres y esposas de los prisioneros.
“Nuestros héroes tendrán que ser liberados. La enorme injusticia cometida contra ellos será conocida por el mundo entero. Millones de libros transmitirán la verdad y el mensaje de Cuba. ¡Nuestros compañeros, mas temprano que tarde, volverán!”- ratificó el mismo día Fidel Castro.

Jorge Luis Ubertalli

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