domingo, 27 de julio de 2008

Editorial


El Evo de todos

El 19 de julio de 1924 se produjo en la denominada “reducción” de Napalpí, creada luego de la conquista militar del chaco argentino para concentrar mano de obra barata indígena que sirviera en la recolección del algodón, caña de azúcar y otros cultivos industriales, una sublevación toba/mocoví/criolla que, reprimida por policías y colonos, dejó un tendal de mas de 200 muertos, entre ellos mujeres y niños. Los paisanos asesinados, víctimas de la opresión y explotación capitalista/colonial, protestaban contra los abusos cometidos en nombre de una “civilización” que los privaba de sus tierras, costumbres, cultura, identidad e historia para convertirlos en parias y esclavos en su propio territorio. En la ocasión de conmemorarse el 84 aniversario de la masacre viajé a la provincia de Chaco, hace pocos días, a fin de presentar un libro de mi autoría que, escrito en 1987, narraba las atrocidades cometidas contra los levantiscos de 1924, y también contra los paisanos mocoví reprimidos en 1905, en San Javier, chaco santafesino, y Pampa del Indio y Zapallar, localidades chaqueñas, en 1933.
Tanto en la ciudad de Resistencia como en la Colonia Aborigen Chaco (denominación que hoy lleva la antigua Napalpí que, en lengua qom (toba) significa ‘cementerio’), y durante la presentación del volumen, hablé sobre el proceso boliviano y la figura de Evo Morales en el centro del mismo. Todos los paisanos se reconocieron en él, sin distinción de etnias, lenguas u orígenes geográficos. Así como se emocionaron ante la presentación de otro volumen que narra los sucesos de Napalpí escrito por el joven paisano qom Juan Chico, originario del lugar, también lo hicieron ante el nombre de Evo y su patriada boliviana. Las fronteras desaparecieron ante los sufrimientos comunes de aquellos primeros despojados de Nuestra América que, víctimas del capitalismo, debieron experimentar toda clase de vejaciones y genocidios. Evo es de ellos, como la tierra, el agua y el viento. Es el “indio” que tanto el coloniaje de allá y de aquí desprecian y pretenden seguir humillando. Es su hermano redimido que los redime del escarnio y la explotación ejercida durante años, siglos.
Por eso, en el próximo Referéndum Revocatorio, los paisanos qom, mocoví, wichí, chiriguano, coya, mapuche, etc., chaqueños, formoseños, jujeños, salteños, pampeanos, neuquinos, rionegrinos, chubutenses, bonaerenses, etc., etc., junto a todos nosotros, sus hermanos, también votarán (votaremos), en sus rogativas y sus espíritus, por Evo. Por su ratificación en el gobierno y por la profundización de la revolución boliviana, en transición al socialismo; ese socialismo que tomará la producción y distribución comunal, colectiva, de la riqueza, reproducida y multiplicada con la incorporación de la ciencia y la técnica, como modelo de una sociedad de hermanos.
El Evo de todos despuntó esta vez en el Chaco argentino, ante los ojos de este cronista de epopeyas populares. Nuestro Boliv_ar estuvo allí presente, entre las manos curtidas de paisanos y paisanas, para testimoniar nuestra lucha, aunada a la de millones, por la liberación nacional y social de un continente-pueblo que ya ha dicho basta a la explotación y la opresión.
El Evo de todos estuvo allí porque todos somos Evo. Sin distinción ya de culturas u orígenes, somos parte de esta patriada colectiva que será victoria, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
La ratificación de Evo ya está en marcha, sólo falta concretarla en las urnas y las voluntades para dar un nuevo salto hacia adelante en el camino de la revolución boliviana e indolatinoamericana.

Jorge Luis Ubertalli

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