lunes, 12 de noviembre de 2007

Argentina: Esclavitud de trabajadores bolivianos

Indymedia Bolivia, 6 de noviembre del 2007
Recibido de Nelson Vilca, 31 de octubre.- Carta del presidente del Centro de Residentes Bolivianos en Cba. relatando casos de esclavitud en la Provincia de Córdoba, Argentina.

Apenas pasaron unos minutos de las cinco de la madrugada, los trabajadores agrícolas se pusieron de pié, por fin dejaron de pensar en ese futuro incierto que les esperaba, todo era preferible frente a las miserables condiciones de trabajo que tenían que soportar en esos campos donde otro boliviano: Mario Vilte, los explotaba.
Después de dejar la quinta, un paisano amigo les dio cobijo, un buen desayuno y un abogado, uno de esos abogados comprometidos con el sufrimiento ajeno, entonces pudieron acercarse a la fiscalía del Tribunal de Río Segundo y contar a las autoridades como habían sido engañados y trasladados desde Tarija hasta la localidad de Pilar, Córdoba y encerrados en una quinta para trabajar en condiciones humillantes, degradantes, y tratados por el patrón como animales de carga.
La metodología usada es la misma en la trata de personas cualquier parte del mundo, el interesado se presenta y ofrece trabajo en lugares donde hay carencias laborales, en este caso en Tarija capital, y también en Yesera su pueblo de origen, hace propaganda y difunde la noticia de que va a contratar trabajadores, que los llevará a Córdoba, Argentina.
Se presenta con un rostro amable, ofrece buenas condiciones laborales y buen sueldo, los ayuda con la obtención de documentos personales, les paga los pasajes, les promete que se comunicarán con la familia, que él cuenta con teléfono y que den ese teléfono a sus familiares para que los llamen, adelanta algunos gastos y convence a todos de que es un buen hombre, la familia cree que su familiar está en buenas manos y deciden el viaje.
Juan Jurado, Mario Ibarra y Santos Quispe son tarijeños, y fueron enganchados para trabajar por Mario Vilte, quien colocó un cartel en la vía pública ofreciendo trabajo en Córdoba, con un sueldo de doscientos dólares por mes, alojamiento y comida, ayuda para sacar los documentos y llevarlos en ómnibus hasta la quinta donde trabajarían “felices” con otros compatriotas, se mostraba solícito, adelantaba para los gastos más urgentes para documentarse, respondía a todas las preguntas y tranquilizaba a los familiares diciendo que recibirían giros de dinero y estarían comunicados por el teléfono de su casa.
De esta forma captaba a los trabajadores que de esta forma entraban en el circuito de la trata de personas con fines de explotación o esclavitud, seducidos por una buena perspectiva económica basada en su esfuerzo laboral.
Todo se desmorona, porque una vez sacados del lugar, con la documentación personal en manos del patrón, sin dinero en el bolsillo y dependiendo totalmente del “compatriota” que los trajo, en tierra desconocida, son objeto de un trato despótico, recurre a la amenaza, les impone un horario de trabajo extenuante de 16 horas de trabajo por día, de 6 de la mañana a las 13, y de 14 a 21, los que tienen que cumplir la tarea de regar toda la noche no pueden dejar de trabajar en el día, los domingos se trabaja hasta las 15 hs, comida una sola vez al día, hecha con las menudencias de los pollos y arroz, todo un mazacote que tienen que comer en medio del campo, la cocina es un fogón a leña que está a unos diez metros del chiquero, no tienen sillas ni bancos donde sentarse, “¿acaso en tu casa tenías sillas?”, pregunta el patrón Mario Vilte, nunca recibieron dinero, ni permiso para salir al pueblo, solo caminar por los alrededores del trabajo.
Deben manejar los agroquímicos sin protección, y con la exigencia de realizar los trabajos al trote, cargar tres jaulas de lechuga y correr hasta el camión de carga, y con cualquier verdura era lo mismo, había que trotar para cargar el camión. Dormían hacinados de a cinco personas en una habitación de 4m por 4m, dormían en cuchetas y a las cinco de la mañana tenían que levantarse para prepararse el desayuno.
Pero lo más grave es que pasaban los meses y no cobran un centavo de sus sueldos, cuando reclaman les dice el patrón Mario Vilte: “Mañana ¿ya?”, y ese mañana nunca llegaba, pese al trato violento, despótico, uno se atrevió a pedirle sus documentos porque quería irse, porque no le pagaba el sueldo y no podía mandar dinero a su familia.
El patrón Mario Vilte levanta las manos amenazadoras y comienza a gritar: “maricón hijo de puta, no tienes pantalones para aguantar el trabajo, me estoy sacrificando trayéndote de Bolivia y dándote laburo, después de gastar tanto te quieres ir, ¿Qué documentos me pides?, ¿acaso tenias documentos?, yo he sacado esos documentos, esos documentos son míos, si no tienes huevos para trabajar como hombre devolveme el dinero que he gastado en tus pasajes.”
Mario Vilte es uno de los cientos de inescrupulosos y miserables sujetos que se aprovechan de las condiciones de pobreza de nuestros compatriotas, utilizan los medios de comunicación, radio, prensa, carteles en la vía pública o el boca a boca para atrapar a sus víctimas, se cuidan muy bien de elegirlos de contextura pequeña, mujeres, incluso niños/as. Mario Vilte ha actuado con esta metodología durante muchos años porque ha actuado con impunidad.
El Dr. “Beto” Rivarola, es el abogado argentino que asistió a nuestros compatriotas para hacer la denuncia contra este sujeto en la Fiscalía de Río Segundo, Secretaria Dr. Iglesias. El Dr. de Bertona ordenó un allanamiento en los campos de Mario Vilte y encontró a cinco adultos y cuatro menores más, todos bolivianos en condiciones de esclavitud laboral y en miserables y degradantes condiciones de vida, todos ellos fueron revisados por un médico forense.
Entre los menores figura una menor de 13 años que realizaba tareas como si fuera una mujer adulta.
En la Argentina no hay una ley especifica que combata la trata de personas, recién el día 4 de octubre del presente año se públicó el Decreto presidencial que ordena la creación del Programa Nacional de Prevención y Erradicación de la Trata de Personas y de Asistencia a sus Víctimas. En Bolivia existe la Ley 3325 Contra la Trata y el Tráfico de Personas, incluye en el Código Penal la tipificación de los delitos de trata y tráfico de personas con sus agravantes, amparados por esta ley.
Juan Jurado, Mario Ibarra y Santos Quispe van a denunciar a Mario Vilte por estos delitos y van a procurar cobrar los meses que trabajaron sin retribución alguna. Ellos deben estar ya en su Tarija querida y en el seno de sus familias.
El Centro de Residentes Bolivianos de Córdoba consiguió el apoyo de otros paisanos y pudo costearles su pasaje, tenemos la promesa de ellos de que lucharán desde donde estén para que nadie más pase por el sufrimiento que ellos pasaron. Córdoba, Argentina, 21 de octubre de 2.007.
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» Esclavitud contemporánea de bolivianos en la Argentina.- La esclavitud en la Argentina fue abolida por la Asamblea del año 1.813, pero limitaba esa libertad a los hijos de negros y mulatos que nacieran después de promulgada la ley, libertad de vientres, e incluso proclamaba que los esclavos perseguidos que penetren en el país quedarían libres por el solo hecho de pisar el territorio de la Provincias Unidas. La realidad fue muy cruel.
Por políticas de estado, los esclavos escapados del Brasil, siempre fueron devueltos a sus amos, y la esclavitud siguió existiendo hasta fines del siglo XIX, hasta que murió el último esclavo afro argentino. En estos días la noticia que conmovió a la ciudadanía fue el descubrimiento de 18 bolivianos reducidos a condiciones de esclavitud en un campo hortícola de la localidad de Pilar. Un abogado solidario denunció e inició las actuaciones procesales.
Todo el empeño de la Fiscalía de Río Segundo de combatir esta lacra social que es la Trata de Personas pronto se vio limitada por la ausencia de una ley específica que castigue con rigor a los tratantes de personas. También se patentizó la necesidad de contar con instituciones que den protección, contención y asistencia a las víctimas de este delito.
Es así que transcurridos unos días el tratante de trabajadores Mario Vilte se vio beneficiado por estas lagunas y pozos negros de la legislación argentina, al volver los trabajadores al establecimiento donde los explotaban por que querían recobrar sus pertenencias y cobrar los sueldos retenidos, que en algunos casos pasaban de un año de jornales, fueron convencidos de no levantar cargos contra el “patrón”, y aquí jugó un papel muy importante la Vicecónsul de Bolivia Ximena Guzmán Pinilla, quien, desde el mismo momento en que los trabajadores fugados y su abogado el Dr. Beto Rivarola pisaron el consulado, fueron tratados en forma muy poco “diplomática”, increpándoles, esta funcionaria consular, porqué habían hecho la denuncia, al enterarse que se trataba de Mario Vilte, quien es un viejo conocido del consulado con quien los une una amistad que los ha llevado a solucionar algunos problemas de documentación de sus empleados díscolos que le quieren hacer algún reclamo laboral.
Les advertió a Mario Ibarra, Juan Jurado Padilla y Santos Fermín Quispe Farfán que ese abogado no tenía título, que les iba a sacar su dinero, que tengan cuidado de ser estafados, que ella se haría cargo de todo, instando al Dr. Rivarola que se vaya, que todo quedaba en manos del consulado. Ninguno aceptó tal proposición y recibieron los Certificados de Nacionalidad, en vista que su patrón y su esposa Sra. Yolanda, habían retenido sus documentos bolivianos.
También solicitaron les ayudara con los pasajes, el Cónsul Sr. Hugo Guzmán Iturri, corrió a traer un folio donde decía que el cónsul estaba prohibido de ayudar a los compatriotas y que no tenía fondos para tal menester, lo cierto que no solo no tenia fondos económicos, sino que no tenía solvencia solidaria para ayudar al paisano en desgracia, actitud totalmente distinta a los trabajadores bolivianos que se acuotaron a pedido del Centro de Residentes Bolivianos de Córdoba y se pudo pagar los pasajes y comida hasta Tarija de nuestros tres paisanos.
Cuando el Fiscal de Instrucción Dr. Luis Nazar ordenó el allanamiento de la finca de los Vilte, se encontró con un cuadro de miseria y abandono total, un galpón con techo de chapas de zinc, fue utilizado para construir covachas de tres por cuatro, donde en cada cubículo se hacinaba una familia, o cinco trabajadores, cocinaban en medio del campo, en un enramado con dos chapas podridas, en un fogón a leña, tenían permiso para matar para la comida una gallina por mes, los demás días cocinaban con los menudos de los pollos que en cualquier polleria se ofrece a muy bajo precio por que es alimento para perros y gatos.
Lo más grave de esto es un informe del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Córdoba que señala que juntos con la Fiscalía de Instrucción participaron del mismo y encontraron a una menor de trece años, boliviana, de Tarija, encerrada en un cuartucho con candado y refirió que cuando el Sr. Mario Vilte se quedaba a dormir en el establecimiento la obligaba a mantener relaciones sexuales.
También contó que la Sra. Yolanda de Vilte la ocupaba en tareas domésticas en su casa y luego tenía que cumplir la jornada de trabajo a la par de los otros trabajadores.
Los vericuetos procesales y la ausencia de una ley que reprima la trata de personas en la Argentina , ha llevado a la división de la causa, por el delito de retención de documentos públicos de identidad se ha corrido vista a la justicia federal, mientras que por los otros delitos penales se sigue la instrucción en la Fiscalía de Río Segundo, por la violación de los derechos laborales el Ministerio de Trabajo.
El Centro de Residentes Bolivianos de Córdoba ha reclamado que se le impute a la esposa de Mario Vilte el delito de complicidad y partícipe necesario en la ejecución de los delitos; porque era ella la que regenteaba y maltrataba a los bolivianos explotados, no ignoraba lo que hacía su marido, por el contrario era parte activa en la ejecución delictiva.
También consideramos que se les debe imputar, al matrimonio Vilte por el delito encuadrado en el art. 117 de la Ley 25.871, que es la nueva ley de Migraciones, que reprime con penas de hasta seis años de cárcel al que impidiera regularizar su situación migratorio con ánimo de explotación laboral.
Los bolivianos que vivimos en el exterior necesitamos la mano solidaria de nuestros compatriotas y de nuestro gobierno, existe la discriminación, existe la xenofobia y existe el racismo, nosotros, los migrantes, los indígenas, los pobres, las mujeres, los niños, los extranjeros somos el blanco de esas manifestaciones brutales de relacionarse, queremos en primer lugar contar con un consulado que esté a la altura y de acuerdo a los cambios sociales y democráticos que se están dando en Bolivia, la representación consular de Córdoba es parte de ese pasado elitista, discriminatorio y excluyente que debemos dejar en el olvido, esta representación consular huele a ADN y MIR, no a pueblo como debería ser.
Según el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Córdoba, hay 2.500 bolivianos en las mismas condiciones de trabajo esclavo repartidos en las quintas de producción de verduras, en los cortaderos de ladrillos, en menor medida en las obras de construcción y en las casas de familia por el trabajo doméstico, y lo peor de todo esto es que en la mayoría de los casos son los mismos bolivianos los que los explotan mas cruelmente. Córdoba, 31 de octubre de 2007.
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» Discriminación u otra forma de olvido.- En su acepción positiva discriminar significa distinguir, contrastar, diferenciar. Todas ellas son operaciones que realizamos como organismos en interrelación mutua, que no podemos realizar en soledad, en situación de aislamiento.
Cada vez que distinguimos, que podemos diferenciar, existe un punto de encuentro entre nuestro intelecto y nuestras percepciones en donde finalmente se ponen en juego todas las facultades y valores que nos definen como humanos. Este operar no se realiza por fuera de la cultura de la que formamos parte, y la que, si no nos erigimos en seres humanos conscientes, nos determina sin posibilidad de elección, sin que nos permitamos ser libres.
Es así que desde nuestra perspectiva, somos contemporáneos del uso de las armas nucleares con fines devastadores y la utilización del conocimiento y el avance tecnológico para encontrar “soluciones finales”. Los conflictos bélicos son producidos para sostener y acrecentar el poder de un sistema que está herido de muerte, no podemos dudar que estamos inmersos en una cultura que alienta la discriminación como otra forma más de anulación del otro, como una negación del prójimo.
Esta anulación se realiza por todos los medios que el sistema tiene a su alcance, el salto constante hacia adelante, la deslegitimación de toda forma de la memoria y el endiosamiento de lo novedoso, es la manera en que logran anular la amalgama que enriquece la vida del ser humano, esa mezcla entre tradición y evolución, entre lo viejo y lo nuevo, entre el pasado y el futuro.
Nuestros pueblos originarios sufrieron en carne propia de uno de los más atroces martirios que llevó al exterminio a cientos de culturas y millones de personas por la búsqueda de riquezas que sólo disfrutaron unos pocos. Ese pasado oprobioso se proyecta contemporáneamente como un látigo en la conciencia en los hombres y mujeres que quieren y luchan por una sociedad más justa, equitativa y democrática.
No ha pasado un mes desde que la opinión pública fue sorprendida por la noticia que aborígenes wichis estaban sometidos a servidumbre y esclavitud en nuestra provincia, y es periódica la denuncia de la existencia de esclavitud, no en la lejana Qatar o en el Golfo Pérsico, sino también en nuestra América.
Aquí estamos sufriendo nuevas formas de explotación impulsadas por la alianza de oligarquías y transnacionales, donde el estado tiene solo una representación simbólica y mantiene una prescindencia sospechosa de complicidad.
Estas son formas extremas de discriminación, son llagas en el cuerpo social que reclaman una reflexión y una acción. Y esa reflexión y esa acción no deben dejar pasar por el tamiz de la más vehemente condena ningún atisbo de discriminación, ni desde el lenguaje, ni desde la broma, ni desde el folclore futbolero, ni desde la escuela, el trabajo o cualquier otra forma de convivencia. No debemos convalidar prácticas discriminatorias aceptadas socialmente.
El contexto cultural en el que nos desenvolvemos invisibiliza prejuicios arraigados.
Las formas en que se expresan son: La discriminación racial o étnica, la religiosa, las diferencias de rango social, las diferencias en el nivel de educación -se da preferencia al formalismo académico y se desecha la sabiduría ancestral-, las diferencias de sexo, las oportunidades laborales según se ajusten o no a un estereotipo de belleza generalmente europeo, la falta de equidad social para las personas discapacitadas, esta es una pequeña enumeración de todos los rostros con los que nos negamos a reconocer la legitimidad del otro.
No debemos olvidar que no sólo en los regímenes autoritarios existe discriminación. Existe también en las sociedades que construyen sus democracias, porque sólo cuando se erradiquen las prácticas discriminatorias negativas del seno de la sociedad podremos decir que estamos en una democracia.
Y en esta construcción surge la pregunta: ¿Qué hacer con personajes que desde el campo de la política, del humor, del periodismo, de la iglesia manifiestan sus ideas discriminatorias con toda impunidad? Una de las respuestas posibles es la que esta Mesa Permanente por los Derechos de las/los Inmigrantes propone. La educación como herramienta fundamental en la creación de valores.
Que comienza en su primer paso dirigida a los niñas/os y que luego, estamos seguros se ampliará a toda la comunidad educativa.
Alegrémonos, sabemos que este es un modesto paso, importante porque empieza a ser un tema de Estado, pero también nosotros como organizaciones sociales, como comunidad, debemos estar alertas y movilizados para que esta construcción tenga los cimientos de calicanto, donde pueda asentarse la real convivencia libre, democrática, y equitativa.

Franz Enrique Prieto Terán, Centro de Residentes Bolivianos de Cba.

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