lunes, 14 de enero de 2008

BOLIVIA UNA NACION QUE DESPIERTA

especial para Boliv_ar desde Cochabamba)

Néstor Taboada Terán

El régimen del atraso y la dependencia ha sobrevivido en permanente crisis. La clase dirigente, oligárquica y criolla en Bolivia no tuvo tiempo de gozar de su juventud. Nació envejecida y estropeada como hija del colonialismo español, santiguándose a cada paso sin que lo exija el Santo Oficio. No tuvo tiempo de amar a la patria porque nunca tuvo en verdad patria. La patria de sus fantasías estaba allende los mares, donde vivían los abuelos. España tuvo mayor peso específico. En lo íntimo, se negaba a la nueva patria de indios y cholos fundada por los libertadores venezolanos, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, este último antes de marcharse del país había dejado a los chuquisaqueños un mensaje muy sentido, de conservar por entre todos los peligros la obra de su creación, la República de Bolivia, hija predilecta del Libertador. Aquel mensaje dado al puro cohete no tuvo la receptividad que esperaba el autor, porque a los hijos de los españoles les entró por un oído y les salió por el otro.

El criollaje nunca amó a esta tierra calificada de inocente y hermosa, porque desconocía sus raíces, siempre ignoró los idiomas originarios, por sus prejuicios estaba prohibido de divertirse bailando cuecas, taquiraris, huayñus, morenadas y diabladas. Criollaje clasista de pretendida nobleza de sangre, relumbrones y apellidos, sin juventud, sin entusiasmo, sin carácter, sin energía, sin disciplina, sin pasión, sin proyectos de construir un país, en una palabra casi sin nada que la enaltezca y socorra moralmente. Y la cultura, esencialmente mestiza, viviendo desterrada en el seno mismo de la patria, se ha desarrollado como una planta silvestre. Casualmente se descubrió al primer poeta de la República , el indio Juan Wallparrimachi Mayta,(2) que había escrito sus versos en idioma quechua sin que lo advirtieran los terratenientes feudales. Uno de sus poemas, ahora célebre, es El llanto de mi madre (Ima phuyu jaqhay phuyu). Los criollos de inmediato se dieron a la tarea de hacerlo poeta criollo. La hermosa dama chuquisaqueña, prima hermana y esposa del general Narciso Campero, Lindaura Anzoátegui de Campero, le dedicó un libro emparentándolo con gobernadores y virreyes. Algo así como hizo la Reina Victoria de Inglaterra al darle título de nobleza a su sirviente irlandés John Brown, que era su amante y le regalaba reverendas palizas.

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