miércoles, 20 de febrero de 2008

Editorial

Cuando el río suena

No todo son lluvias en la castigada Bolivia. El río suena porque trae algo más que agua. Y no lo decimos desde el inveterado optimismo de Boliv_ar, donde no nos cuesta ver con beneplácito los avances, lentos y costosos pero incontenibles, de la revolución democrática boliviana encabezada por el compañero Evo Morales. No. Lo están demostrando otros “expertos en tormentas” que pese a su “experiencia” se inquietan e impacientan porque no han podido determinar aún dónde poner los diques para parar las aguas turbulentas que amenazan arrasar con sus malhabidos privilegios.
Envían tontos espías entre las huestes de sus desacreditados “Cuerpos de Paz”. Pagan, aunque con bonos, a los quinta-columnas locales, piden plazos y más plazos para aplazar lo inevitable, pero no detienen la correntada.
Navegando firme como un capitán de tormentas, Evo viaja con ese “río de pueblo” inquieto e incontenible que se encamina hacia un destino de justicia que le pertenece.
AML

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